Tú eres Señor mi heredad, protégeme que me refugio en ti
(Salm, 16).
Estamos viviendo un momento precioso de vida. En medio del desconcierto, de la oscuridad y del miedo que puede invadirnos, el Señor nos recuerda que Él es la luz, nuestra heredad y refugio. Sólo tenemos que hacer lo que Dios mismo nos dijo ya en el Tabor: ESCUCHADLE.
Por eso, os invito, lleno de esperanza, a que sepamos ser más orantes, ser más de Dios, ser presencia encarnada de Jesús y llevemos el Señor a todos con nuestras plegarias, nuestra comunión, aunque sea espiritual, y nuestras sonrisas y responsabilidad con todos y para todos.
Ningún sacerdote dejaremos de celebrar la Santa Misa, y allí estaremos todos. En el caso de que no se pudiese asistir a la Eucaristía, como en nuestra hermana Italia, no debemos de dejar de saber que en cada sacerdote que celebre estamos todos. Todos somos uno en el Señor.
Os invito a seguir las celebraciones vía digital, la del santo Padre cada día, o las que puedan acceder. No dejen de rezar el rosario, nuestra Madre obra milagros y lo sabemos. No dejemos de rezar y de poner nuestros ojos en Quien deben estar. Siempre que puedan reciban la eucaristía y si no reciban la comunión espiritual, es nuestro alimento de inmortalidad y de vida. Quizás debemos aprender que vivir la cuaresma exige de nosotros volver al Señor con verdad y luchar contra tanto dolor provocado por nuestro egoísmo y bienestar, individualismo y ausencia de Dios. Quizás debamos aprender a orar y vivir con más autenticidad al Señor en la intimidad más íntima de cada uno y poder ofrecer la fuerza del amor verdadero recibido y transmitir esperanza. Quizás, debemos aprender lo que le dijo Jesús a la Samaritana: habrá un tiempo que deberemos adorar en Espíritu y en Verdad.
Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada debemos orar, como hacemos siempre, por las necesidades y hoy os pido que no olvidéis a nuestros hermanos de Italia, China y del mundo entero que sufren como nosotros el virus. Que recemos con intensidad para que científicos y personal investigador se pongan en manos de Dios y descubran los remedios necesarios y rezad para que seamos responsables, sepamos vivir más aislados, que no solos y no propaguemos el virus. Rezar para que dejemos la soberbia y de hacer cada uno lo que quiera, sino que solidarios seamos capaces de unirnos en normas que ayuden a no expandir ni crear más dolor.
Somos fuertes porque el Señor es nuestra heredad y nuestro refugio, pero también debemos pensar que cuando estemos delante de él nos preguntará: ¿Hiciste todo por tu hermano? Y debemos responder abriendo las manos llenas de responsabilidad, de solidaridad y de intimidad con Él.
Os animamos a uniros esta oración a la Santísima Virgen que el Papa nos ha regalado para pedir intercesión en este momento.
Ánimo y unidos en Cristo.
Mons. Jesús Rodríguez Torrente
Asistente Espiritual
Reflexión para la cuarentena
"Reflexión 30 de Marzo 2020: Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí tiene vida eterna."
ENCIENDE UNA VELA

Vela encendida
¡Muchas gracias!
Gracias por tu oración y tu apoyo.
Estas son las velas encendidas por esta causa.
“Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del pueblo romano, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección. Amén.
Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios.
No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.
Papa Francisco, 11 marzo 2020