Ante la crisis los esrilanqueses ayudan a los pobres en estas Navidades
Los obispos de Sri Lanka han pedido a los fieles, ante la recesión económica, evitar celebraciones suntuosas durante estas Navidades
ACN, Filipe d’Avillez.- Dado que la mayoría de los esrilanqueses están sufriendo a causa de la grave crisis económica que ha arrasado este año el país, se ha pedido a los cristianos no celebrar fiestas “fastuosas” y no incurrir en gastos excesivos en esta temporada navideña. En un mensaje enviado a la fundación internacional Ayuda a la iglesia Necesitada (ACN), el padre Jude Chrysantha Fernando, director de comunicaciones de la arquidiócesis de Colombo, afirma que este ruego procede de los obispos del país.
“Nuestra conferencia episcopal y nuestro cardenal han pedido recientemente a todos los católicos y no católicos que no celebren la Navidad de forma suntuosa, gastando dinero en cosas innecesarias como decoración y fiestas de gala navideñas, sino que empleen ese dinero en ayudar a los pobres”, explica el padre Fernando.
En Sri Lanka, este tipo de actos de generosidad revisten especial importancia por la grave crisis económica, debida sobre todo a una mala gestión política que llegó a su culmen con la huida del país del expresidente Gotabaya Rajapaksa.
Tras las dificultades causadas por la pandemia y los consiguientes confinamientos, que desembocaron en un desempleo masivo, las medidas políticas lo empeoraron todo. “A principios de este año, nuestro expresidente prohibió los fertilizantes químicos para promover los orgánicos. Los agricultores, acostumbrados a los químicos, no pudieron permitírselo y no pudieron cultivar sus arrozales. Tuvimos que importar arroz y los precios subieron”, dijo el padre Fernando.
Crisis económica
La corrupción y la mala gestión provocaron escasez de divisas, lo que a su vez dio lugar a cortes de electricidad y a que se doblaran los precios del combustible y el transporte público. “Algunos días según el sacerdote los cortes de luz duraban más de nueve horas, y eso afectó gravemente a los negocios, muchos de los cuales cerraron. El Gobierno dejó de importar gas, y muchas personas que vivían en pisos no pudieron sobrevivir. Además, a raíz de la escasez de combustible, los barcos no podían salir a pescar”. Finalmente, la industria del turismo se vino abajo y cientos de miles de personas perdieron sus puestos de trabajo.
Cuando la moneda local se desplomó y los alimentos empezaron a escasear (incluidos productos básicos como la leche en polvo y medicamentos de emergencia), la gente se echó a la calle para protestar. Según el director de comunicaciones de la arquidiócesis: “Muchos obispos, sacerdotes y religiosas apoyaron activamente esas protestas, y también nuestro cardenal se pronunció abiertamente a favor de estos jóvenes y estuvo presente en el lugar de las protestas. El 9 de mayo, gángsters pro-Gobierno comenzaron a golpear brutalmente a los jóvenes manifestantes, y al ver las correspondientes imágenes en las redes sociales, la gente de los pueblos comenzó a incendiar las casas de los miembros del Gobierno”.
Con la situación ya fuera de control, en julio, el presidente Rajapaksa huyó del país, siendo reemplazado por Ranil Wickremesinghe. “El nuevo presidente, que es una persona culta y experimentada, está haciendo todo lo posible para traer dólares al país. Ahora las cosas están mejorando, pero muy lentamente. Harán falta dos o tres años para que el país vuelva a la normalidad”, explica el P. Fernando.
Según la declaración enviada a ACN por el sacerdote, también la Iglesia se ha visto profundamente afectada por la crisis: “Tenemos un sistema de contribuciones mensuales, pero durante la pandemia los sacerdotes no las colectaron porque sabían que los feligreses estaban atravesando graves dificultades. Con el aumento de los precios, los gastos se han doblado, mientras que los ingresos siguen siendo los mismos, por lo que nuestros sacerdotes tienen dificultades para gestionar las parroquias. No obstante, los sacerdotes hacen todo lo que está en su mano para ayudar a los necesitados”.