Panel de la Cumbre con el Padre Joseph Bature Fidelis de Nigeria, (ACN).
27 julio 2021

Cumbre Internacional de Libertad Religiosa presenta el frente unido de las religiones

›  En Washington, D.C., se realizo la primera Cumbre que reunió a más de 30 confesiones diferentes para debatir las amenazas a este derecho

ACN, Joop Koopman.- Los dias 13 y 15 de julio asistieron a la cumbre más de 700 representantes de unas 70 ONG, entre ellas la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). La cumbre contó con un elenco internacional de varias docenas de oradores de todo el espectro político y confesional, todos ellos pidiendo una acción global para garantizar y proteger el derecho a la libertad religiosa, definido como el derecho humano más fundamental. «La libertad religiosa es el derecho fundamental por el cual nos definimos por la relación con nuestro creador», dijo Edward Clancy, director de divulgación de ACN en EE. UU., «todos los demás derechos se derivan de él».

El ex secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que «cuando la gente pierde el derecho a la libertad de religión, la tiranía es lo que domina». «Seamos un muro de acero para proteger contra la opresión», añadió, hablando específicamente en referencia a lo que llamó el «genocidio» de China perpetrado contra la minoría musulmana uigur en el noroeste de China.

La persecución del régimen contra el pueblo uigur y su despliegue de sofisticada tecnología de vigilancia en su opresión de todas las confesiones fue uno de los temas recurrentes de la cumbre. El exdiputado estadounidense Frank Wolf, artífice de la Ley de Libertad Religiosa Internacional, condenó en su discurso a las empresas y a  los partidarios de estas en el Congreso, ya que buscan el acceso al mercado chino a pesar de los abusos del país.

En su discurso de clausura, el cardenal neoyorquino Timothy Dolan recordó que la libertad religiosa se viola en el 40% del mundo. «Es la problemática de los derechos humanos de nuestros días», dijo, y «la religión no es meramente privada, los asuntos internacionales deben considerarse a través de la lente de la libertad religiosa».

El arzobispo caldeo Bashar Warda de Erbil, Kurdistán -socio del programa de ACN en Irak- reflexionó sobre el impacto social de la persecución cristiana, que, si no se controla, «acaba por arrebatarles [a las víctimas] sus propiedades físicas, sus medios de vida, su seguridad y, al final, su dignidad como seres humanos.  Una vez destruida esta dignidad, la familia y toda la estabilidad social se destruyen con ella. El restablecimiento de la dignidad requiere de los interventores y proveedores de ayuda internacionales algo más que la mera medición de los dólares gastados y los proyectos realizados. Requiere un tratamiento honesto y sincero de las personas afectadas por medio de algo muy sencillo: el respeto por ellas como seres humanos».

Puede que el ISIS se haya ido hace mucho tiempo, pero las viejas heridas deben curarse, incluso cuando la comunidad cristiana del norte de Irak se enfrenta a nuevas amenazas: económicas, sociales e incluso militares.

Una de las prioridades de la cumbre fue Nigeria, donde la persecución religiosa es todavía más grave. Sin embargo, la situación apenas encuentra cobertura en los principales medios de comunicación y no recibe suficiente atención por parte de los gobiernos occidentales. El socio del programa de ACN, el padre Joseph Bature Fidelis, psicólogo a cargo del Centro de Recursos Humanos y Adquisición de Habilidades para la Atención de Traumatismos en la diócesis de Maiduguri, Nigeria, lugar de nacimiento de Boko Haram, defendió el liderazgo de EE. UU. en este asunto. El centro -diseñado para ayudar a la recuperación y reintegración social de las víctimas, principalmente mujeres, de la violencia yihadista- ha sido financiado en gran parte por ACN.

África y Oriente Próximo afectados por el terrorismo

Según el Nigeria Security Tracker, Boko Haram ha matado a más de 40.000 personas en Nigeria desde 2011. El Índice Global de Terrorismo 2020 sitúa a Nigeria como el tercer país más afectado por el terrorismo, después de Afganistán e Irak. Además de Boko Haram, el índice señala a los extremistas fulani como el grupo terrorista más activo del país. El padre Fidelis, refiriéndose a la «violencia sin parangón», dijo que «en ningún otro lugar hay esta magnitud de persecución». Cuestionó la persistente teoría de que la violencia de los fulani está vinculada a la competencia por la tierra relacionada con el cambio climático. El sacerdote se pregunta: «¿Qué tienen que ver los recursos con el secuestro de mujeres o la quema de iglesias?». Lo que conecta a Boko Haram, ISWAP (Provincia de África Occidental del ISIS) y los fulani es una «agenda islamista», acusa, «la religión es un factor clave».

Otros testimonios sobre Nigeria fueron los de la doctora Gloria Puldu, presidenta de la Fundación Leah Sharibu, que trabaja por la liberación de Leah, que lleva ya cuatro años retenida por Boko Haram. Joy Bishara contó su calvario como una de las 276 niñas de Chibok secuestradas por Boko Haram en 2014, ella escapó, pero 111 niñas siguen desaparecidas. El obispo Matthew Kukah, de Sokoto (Nigeria), también se dirigió a la cumbre en varias ocasiones.

El encuentro contó con numerosos testimonios de supervivientes y víctimas del odio y la persecución religiosa. El punto álgido de la emoción llegó con los relatos de dos testigos: Irene Weiss describió su supervivencia en Auschwitz, donde llegó con 13 años, perdió a sus padres y cuatro hermanos en las cámaras de gas. Mariam Ibrahim, cristiana condenada a muerte, habló de un año de prisión en Sudán, acusada de apostasía del islam. Encadenada al suelo de su celda, dio a luz a un hijo.

El principal organizador de la cumbre fue el embajador Sam Brownback, que ocupó el cargo de embajador general de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional bajo la administración Trump. En ese cargo, supervisó tres reuniones ministeriales para el avance de la libertad religiosa organizados por el Departamento de Estado de Estados Unidos en 2018, 2019 y 2020. La cumbre, un esperado evento anual, fue financiada por varias organizaciones, como The Templeton Religion Trust, The Alliance Defending Freedom y The Family Research Council. «La persecución y la discriminación a causa de la propia fe es una de las principales acciones de cualquier grupo que pretenda dominar y oprimir, ya sea gubernamental o extremista».

«Las personas que defienden su derecho a buscar la verdad y la trascendencia, y a vivir según sus principios, son un obstáculo para quienes quieren eliminar el pluralismo. Los que abandonan esa búsqueda son muy fáciles de manipular».

Con estas palabras Marcela Szymanski, redactora jefa del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo que se publica bianual, se refirio sobre esta Cumbre.

Para terminar, el embajador Brownback destacó el objetivo fundamental de la cumbre: «Libertad de religión para todos, en todas partes, todo el tiempo».

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