Via crucis en Alepo por los afectados por el Covid-19 en Italia y en Madrid
› Desde hace tres semanas la parroquia de San Francisco, en Alepo, reza por las víctimas del coronavirus en el Via crucis los dias viernes
Alfa y Omega.- El Papa Francisco lo ha subrayado estos días: la pandemia de Covid-19 no puede hacer a los miembros de las sociedades afectadas olvidarse de quienes sufren otro tipo de dificultades. Por ejemplo, los habitantes de Siria, golpeada por una guerra de casi nueve años. La situación también se produce a la inversa: a pesar de los muchos problemas que soportan desde 2011, los sirios comparten el dolor de los países afectados por el coronavirus.
Por eso, desde hace tres semanas, en la parroquia latina de San Francisco, en Alepo, se han puesto en marcha varias iniciativas de oración por los enfermos, las familias, los niños que no pueden ir al colegio. Cuando el sufrimiento se vive con fe, «se convierte en un medio de unión con Cristo y al mismo tiempo en un medio para unirse a cada persona y a cada familia que sufre por el mismo motivo, o por otro», explica a VaticanNews el párroco de San Francisco, el franciscano Ibrahim Alsabagh.
La iniciativa empezó incluyendo esta intención en las peticiones de la Misa diaria. «Tuvo mucho éxito y una gran acogida entre la gente, especialmente entre los más de 660 chicos de los grupos de catequesis». Así que se plantearon que fueran ellos, los niños y jóvenes, los que prepararan un via crucis por «todos los italianos, y sobre todo por los estudiantes que tienen que sufrir esta molestia del cierre de los colegios y de las iglesias».
«Nos honra poder devolver la ayuda»
En declaraciones este viernes a Alfa y Omega, fray Ibrahim aseguró que el viernes la comunidad sumó a la región de Madrid a sus intenciones. El hecho de que la sensibilidad de los fieles de Alepo se dirija de modo particular hacia los italianos no se explica solo por el grado de afectación del país (según datos del jueves, más de 15.000 casos y 1.016 víctimas mortales). Se debe también a la ayuda que durante la guerra se ha recibido desde tierras transalpinas. «En Alepo hemos experimentado la ternura de Dios a través de la Iglesia italiana, y ahora nos honra tener la posibilidad de poder devolvérsela» explicaba el párroco a VaticanNews.
Otra razón del vínculo con Italia son los franciscanos como Alsabagh. La Custodia de Tierra Santa tiene doce monasterios en Siria, y «nosotros hemos pasado diversas etapas de nuestra formación en Italia, nos sentimos hijos de esa tierra. Tenemos muchos amigos allí, muchos compañeros de formación, muchos benefactores. Toda esa gente ha pensado mucho en nosotros, ha rezado por nosotros. Hay familias que todavía rezan cada noche por Siria, y en articular por Alepo».
Son los frutos del sufrimiento enfocado con una mirada abierta, que busca a Dios y le suplica. Pero advierte el franciscano a quienes ahora viven situaciones difíciles el efecto del dolor puede ser también el contrario: «El cerrarse, replegarse en el egoísmo, buscar el bien propio en detrimento del bien de los otros, la falta de solidaridad, la dureza de corazón».