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› Para que viviendo, den vida
La Archidiócesis de la Santísima Virgen María tiene su sede en Astana, Kazajistán, y ocupa 576.000 kilómetros cuadrados, ¡es más grande que España! En ella, los católicos son solo una pequeña minoría, y asisten poco a la pastoral, las grandes distancias lo hacen complicado.
En ella trabajan 40 sacerdotes que cuentan con la ayuda de 70 religiosas de diferentes congregaciones para impartir la catequesis a niños, jóvenes y adultos. Los preparan para la recepción de los sacramentos, organizan retiros, campamentos de verano y encuentros juveniles, y también se ocupan de ancianos, enfermos, personas solas y necesitados.
Una de esas congregaciones es la de las Vicentinas que tienen un convento en Shortandy. A diario, las religiosas, en un radio de 80 km, visitan en varios pueblos a las personas que necesiten su ayuda. En Makinsk, estas mismas, gestionan un comedor de beneficencia donde 40 familias reciben una comida caliente todos los días y acogen a 25 niños para jugar, hacer manualidades y les imparten la catequesis. Por otro lado, cuentan con las Hermanas de la Divina Misericordia, que acompañan a los sacerdotes en sus visitas a los pueblos y tienen acogidas, en su convento de Petropavlovsk, a 8 niñas que estudian en la ciudad.
Por si fuera poco, una vez al mes, las religiosas organizan junto con los sacerdotes un encuentro de jóvenes.
![Foto interior proyecto-religiosas-kazajistan](https://www.ayudaalaiglesianecesitada.org/wp-content/uploads/2020/03/Foto-interior-proyecto-religiosas-kazajistan.png)
El Arzobispo de la Archidiócesis, Mons. Tomasz Peta, nos ha querido transmitir una bellísima reflexión sobre la importancia de todas ellas: “Las religiosas están unidas a Dios y permanecen así inseparablemente unidas a la gente. Viven por el bien del pueblo y actúan como sus representantes. Comparten las condiciones de vida de los laicos para comprender sus necesidades y dirigirse a Dios en su nombre. Las religiosas comparten su vida con la gente; cocinan, cultivan sus huertos, van al mercado y trabajan con sus manos; tienen que calentar sus conventos en invierno, y nutrir y fortalecer su vida espiritual y sus conocimientos con la lectura de literatura religiosa. Puesto que la Iglesia está separada del Estado, las religiosas viven de la generosidad y los donativos de los creyentes. Vuestra ayuda económica las libera parcialmente de estas preocupaciones, y así pueden dedicarse por completo a su vocación”.
Por esta última razón, como todos los años, Ayuda a la Iglesia Necesitada va a apoyar a las 70 religiosas de la Archidiócesis de la Santísima Virgen María con una ayuda al sustento de 35.500 €.
Tu donación se destinará a este proyecto o proyectos similares.