Jubileo del Migrante: “El refugiado es un signo de esperanza”

Grupo de refugiados en el campo de Palabek (Uganda)
El padre Ubaldino Andrade, misionero salesiano en Uganda, habla de la situación que se vive en el campo de refugiados de Palabek
ACN.- Durante los días 4 y 5 de octubre, la Iglesia celebra el Jubileo de los Migrantes. Muchas personas en todo el mundo se ven obligadas a dejar sus casas debido a diversas situaciones como guerras, terrorismo o persecución, como es el caso de muchos cristianos en el mundo. No obstante, otros factores como el empleo, crisis sociales y económicas de varios países, hambrunas o catástrofes naturales también son algunos de los muchos factores que pueden obligar a emigrar a miles de personas alrededor del mundo.
El padre Ubaldino Andrade es un misionero salesiano que se encuentra en el campo de refugiados de Palabek, en el norte de Uganda. Desde allí, afirma que la situación es límite: “Aquí los refugiados siguen llegando. Un número de unos 450 cada semana. Siguen huyendo de la tristeza, del hambre, de la situación de sus países y buscando otras posibilidades donde puedan sentirse más dignos”.
Además, el padre Andrade ha explicado que “los refugiados no solo vienen con sus preocupaciones y cargas de tristeza, sino también con todas sus potencialidades”. En este sentido, ha relatado que un grupo de 120 jóvenes del campo de refugiados de Palabek visitan “las casas de otras personas para ayudar a los ancianos y niños, ofrecerles recreación, experiencias de deporte, educativas…”.
“No siempre el refugiado trae malas cosas. El refugiado también es un signo claro de esperanza”, explica el misionero.

Dos monjas dan catequesis a un grupo de niños en el campo de refugiados de Palabek (Uganda)
La Iglesia, con los migrantes
La Iglesia ha permanecido junto a las personas que, de un modo u otro, atraviesan esta difícil realidad. Lo ha hecho a través de iniciativas parroquiales, diocesanas y también, ocasionalmente, a través de campañas de organizaciones como ACN.
Precisamente, la fundación destina ayudas a todos los cristianos que huyen a causa de la violencia y la guerra. En 2024 se designaron más de 10 millones de euros para paliar las necesidades urgentes de cristianos perseguidos y exiliados en todo el mundo, el 10,7% de la ayuda total brindada por la fundación.
El pasado domingo 28 de septiembre, el Papa León XIV explicaba que, en medio de las dificultades que experimentan, “numerosos migrantes, refugiados y desplazados son testigos privilegiados de la esperanza vivida en la cotidianeidad, a través de su confianza en Dios y su resistencia a las adversidades”. En este sentido, el Santo Padre animaba a las personas que se encuentran en esta situación a convertirse en “misioneros de esperanza” allá donde vayan.