Un sacerdote, junto a un grupo de voluntarios, durante el reparto de alimentos en una iglesia de Ivano-Frankivsk. (ACN)
10 octubre 2020

Los sacerdotes también son grupo de riesgo por el Covid-19: visitan enfermos, reparten alimentos y ofrecen acompañamiento

› Nuevo paquete de ayuda de ACN para sacerdotes y religiosas en Ucrania

ACN, María Lozano.- Aunque la alarma ha decrecido, el peligro de la pandemia del COVID-19 no ha desaparecido. En los países de Europa Central y del Este, el número de personas infectadas oficialmente es relativamente pequeño pero los números reales son mucho más altos ya que estos países no tienen acceso a pruebas fiables. En Ucrania, el sistema sanitario es muy deficitario, los mismos pacientes deben llevar sus medicinas, los materiales de vendaje necesarios y el equipo médico básico cuando acuden a los hospitales.

Los sacerdotes continúan atendiendo los servicios urgentes, celebrando funerales, visitando personas enfermas y ancianas, escuchando la confesión o dando la unción de enfermos. Obviamente se convierten con ello, después del personal médico, en uno de los principales grupos de riesgo. En Ucrania, siete sacerdotes han sido diagnosticados con la infección COVID-19 y al menos uno ha muerto, a los 55 años.

Apoyando el heroico servicio de los sacerdotes ucranianos durante la pandemia, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) está proporcionando equipos de protección a más de 2.740 sacerdotes de la Iglesia greco-católica y 1.000 miembros de comunidades religiosas. Se trata de máscaras, guantes, antiséptico, etc. para que puedan protegerse adecuadamente y evitar la diseminación de la infección. Otro proyecto de características similares beneficiará a 738 sacerdotes y 92 seminaristas de la Iglesia católica de rito latino.

A pesar de las restricciones, el sacerdote no puede abandonar su misión

Para las celebraciones de Pascua, solo el 2% de los creyentes participaron en liturgias en los templos, el resto lo hizo por medio de las redes sociales. En estos momentos la posibilidad de participar en la santa misa está limitada a un número reducido de feligreses. Aunque la Iglesia católica, tanto la de rito latino como la de rito greco-católico, se ha tomado las restricciones del gobierno muy en serio, el sacerdote no puede negar la salud de las almas.

Por eso, prestando la máxima atención a las medidas de seguridad y protección, muchos sacerdotes han incrementado el número de misas y están presentes en las iglesias durante todo el día para atender individualmente a “los fieles que quieran recibir los sacramentos de la confesión o la sagrada comunión,” como explica el padre Mikolay Leskiv, sacerdote de rito latino en Czervonograd.

«Ahora debemos cuidar todavía más»

 “En estos tiempos difíciles, debemos cuidar todavía más a nuestros fieles y brindarles nuestro servicio en el camino de la salvación pero también debemos garantizar su seguridad en la iglesia. Por eso, sin mirar los altos precios, que se han multiplicado por diez o más desde los comienzos de la pandemia, compré un líquido desinfectante que se encuentra en la entrada de la iglesia para las manos de los fieles y otro para el sacerdote que distribuye la sagrada comunión, al lado del Tabernáculo. También compré mascarillas para los fieles que no tuvieran medios para hacerlo. Pero los medios son reducidos”, explica el padre Mikolay Leskiv

El período de cuarentena y confinamiento acabará pronto, sin embargo, la restricción de usar mascarillas protectoras seguirá por meses, así que se espera que el material facilitado con ayuda de ACN dure hasta agosto.

Apoyo también para religiosas: ayudan en parroquias, orfanatos y hospitales 

El paquete de ayuda especial para paliar las consecuencias del COVID en Ucrania incluye también ayuda para la subsistencia de 150 religiosas, de 24 comunidades de la diócesis de Kamyanets Podilskij, a quienes la diócesis está teniendo enormes dificultades de mantener debido a los efectos económicos y las restricciones de Covid-19, a pesar de la gran labor que realizan ayudando en las parroquias, en orfanatos y hospitales.

Especialmente en estos momentos, muchas personas afectadas por el desempleo, la pobreza, la violencia doméstica y la falta de perspectivas han perdido la esperanza, especialmente los jóvenes. Falta una atención adecuada por parte del gobierno. Los sacerdotes y religiosas se convierten en interlocutores primordiales para los cientos de personas que necesitan hablar con alguien de confianza. Además, ellos son a menudo los “líderes” locales que motivan y alientan a las comunidades a organizar grupos de apoyo a las personas necesitadas, a los enfermos o al personal sanitario. Los tres proyectos para proteger y ayudar a estos “médicos de las almas” en Ucrania ascienden a 165.400 €.

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha lanzado una nueva campaña de ayuda a la Iglesia en apoyo a la emergencia del coronavirus, con el título «Las víctimas invisibles de la pandemia». La fundación pontificia se pone al servicio de sacerdotes, religiosas, religiosos y obispos para socorrer las principales necesidades frente a la pandemia, sin que se frene la misión de anunciar el Evangelio.

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