› Dios es rico en Su misericordia
Así escribe la Hermana Marta Litawa, de las Hermanas Palotinas de Ruanda y de la República Democrática del Congo (ex Zaire), y ella misma da testimonio vivo de esta misericordia. Junto con sus hermanas, ella está allí donde la necesidad es mayor, y no abandona, mientras otras asociaciones de ayuda se han retirado ante la difícil situación, como ocurrió durante las atrocidades perpetradas en Kivu, la región fronteriza de estos dos países conflictivos.
«Estamos muy agradecidos por su ayuda y le aseguramos nuestro apoyo espiritual. Gracias por su generosidad para los más pobres de los pobres. Que el Señor le bendiga».
En sus centros de Masaka, Gikondo, Ruhango y Kibeho en Ruanda, y en los puestos misioneros de Goma y Ruthuru en el Congo, ellas cuidan de los refugiados, de los hambrientos y de los enfermos. La guerra civil asesina que comenzó en 1994 salpicó a ambos países, dejando atrás un rastro de miseria, hambre y enfermedad. Las hermanas se quedan y hacen lo que pueden para aliviar la miseria de la población, tan olvidada por el mundo exterior.
Asisten en los centros de salud ofreciendo servicio de consultas prenatales, cuidados de maternidad, hospitalización, programas de nutrición, vacunaciones, tratamiento del VIH /SIDA de mujeres embarazadas y sus parejas, así como asesoramiento para madres VIH positivas y el cuidado de sus hijos. Los casos de hepatitis B, altamente infecciosos, están aumentando, especialmente entre las personas VIH-positivas. Cada uno de los centros ofrece ayuda a más de 25.000 pacientes al año. Mientras que la población lucha por la supervivencia diaria, los niños pequeños sufren sobre todo desnutrición. En sus centros de salud, las Hermanas Palotinas luchan por restablecer el peso y la fuerza, tanto de niños como de adultos.
En los últimos años se preocupaban principalmente por los huérfanos de guerra, pero hoy en día asisten a un número cada vez mayor de huérfanos del SIDA. Una manera de ayudar es encontrar a los niños nuevas familias para cuidar de ellos, aunque estos también necesitan apoyo material.
«Una y otra vez niños huérfanos aparecen en nuestra puerta, así como madres con niños pequeños que no tienen nada que comer», escribe la hermana Marta. «La desnutrición plantea un problema importante especialmente para los bebés. La mayoría de los padres de estos niños están sin hogar, ni tienen una parcela de tierra para cultivar y ganarse la vida.
Nos cuentan el caso del pequeño Kevin Moussa. «Su padre se niega a aceptar al niño como suyo. Su madre, para sacarle adelante, realiza pequeños trabajos como limpiadora para las familias más acomodadas. Kevin fue aceptado en nuestro Programa de Nutrición cuando tenía sólo 9 meses de edad.
Su peso era un 60% menor que el peso promedio de un niño de su edad. Hemos sido capaces de salvar su vida y ha alcanzado un peso normal. Hoy pesa diez kilos y su madre expresa su alegría y nos da las gracias entre lágrimas».
Junto a la lucha diaria por la supervivencia surge la necesidad de educar a los niños. Sin educación no hay futuro y en esto también las hermanas tratan de ayudar. Al proporcionar pequeños subsidios, especialmente para las niñas, les permiten acudir a la escuela. En Masaka / Kigali las hermanas dirigen dos escuelas: «Son las únicas de la región». Aquí los niños aprenden a leer, escribir, coser y tejer. En la llamada «escuela para la vida», unas 80 niñas de primaria, y un grupo de niñas físicamente discapacitadas tienen la oportunidad de aprender un oficio. En 2015 las hermanas pudieron comprar un edificio de doce aulas en Massaka e iniciaron una nueva escuela de primaria para los niños que salen del jardín de infantes «St. Vincent Pallotti «.
Las Hermanas Palotinas quieren también proporcionar alimento espiritual. En Kibeho, el famoso Santuario Mariano de África, las Hermanas dan la bienvenida a decenas de miles de peregrinos año tras año. Pero también enseñan catecismo en las escuelas y parroquias, preparan a los niños para la Primera Comunión, a las parejas jóvenes para el sacramento del matrimonio. ACN apoya a las Hermanas desde hace muchos años, con ayuda para el sostenimiento de su vocación (retiros espirituales) y con apoyo material para su subsistencia diaria.
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