› Acogen a desplazados de la guerra. Contigo, podrán ayudarles a recuperarse material, mental y espiritualmente
«Hemos tenido alrededor de 1.200 refugiados aquí desde el inicio de la guerra. Actualmente, hay 25 refugiados viviendo con nosotras. Una pareja descubrió ayer que su casa en Avdiyivka (región de Donetsk) había sido destruida. Hablamos con las personas y rezamos con ellas, pero por supuesto, no podemos resolver los problemas del mundo por nuestra cuenta».
La Hermana Bernadeta nos explica que desde febrero de 2022, comparten su vida diaria, las tareas del hogar, las alegrías y las tristezas con todos aquellos que llaman a su puerta.
La Hermanas dan refugio a quien no lo tiene durante la guerra
Ellas tratan de ayudarles a recuperarse no solo materialmente, sino también mental y espiritualmente, pero necesitan tu ayuda porque no tienen ya medios ni para sostenerse ellas mismas.
Desplazados que se acercan a Dios
Muchos de estos desplazados se unen a rezar juntos, deciden confesarse y recibir la Sagrada Eucaristía. Algunos lo hacen por primera vez en sus vidas. También se ha establecido una escuela y un grupo de monaguillos. El número de personas que vienen a la adoración perpetua, también desde el vecindario, aumenta constantemente.
Antes de la pandemia y la guerra, las religiosas dirigían una escuela de arte y ofrecían talleres de costura y bordado, entre otras actividades. En 2021, abrieron una segunda casa en Lviv-Solonka y desde 2022 este hogar se ha convertido en refugio para decenas de personas.
Los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada llevan casi 70 años respaldando la labor de estas mujeres y ahora necesitan tu apoyo vital para su subsistencia. En concreto, 9.000 euros para cubrir sus necesidades básicas, o lo que es lo mismo: 500 euros a cada religiosa para un año o 42 euros al mes para cada una.
“Es tiempo de compartir con nuestro pueblo”
La hermana Klara Swiderska, madre superiora, nos cuenta:
“La guerra es verdaderamente un tiempo en el que debemos dar esperanza de que Dios está presente en los momentos bajos de la historia moderna, en medio de la frialdad y de la crueldad humana. Dios está presente incluso cuando la mitad de nuestro país se queda sin electricidad y calefacción, sin medios de vida y a veces sin perspectivas, cuando casi todas las familias ya han sido tocadas por el dolor de perder a alguien en la guerra, cuando muchos están llorando y su dolor no puede ser aliviado.
Este año, como nunca antes, compartimos todo lo que teníamos con nuestras hermanas en Lviv, donde miles de personas han pasado por el monasterio y donde todavía damos refugio hoy a tantos necesitados. Aunque no hay refugiados viviendo en Zhytomyr, la gente nos pide ayuda, especialmente alimentos y bienes de primera necesidad. También tenemos que ayudar a nuestros soldados. Hemos interpretado esto como un tiempo en el que todo debe ser compartido con nuestro pueblo. Todo esto será posible especialmente a través de vosotros.
Es un momento maravilloso para el heroísmo de la virtud, cuando todos pueden dar más de sí mismos que antes. Cuando todos tienen la oportunidad de convertirse en más de lo que eran, cuando el corazón se expande y surgen nuevas fuerzas y posibilidades antes desconocidas.
Que el Señor recompense a todos los que podáis ayudarnos y a todas vuestras familias con abundantes bendiciones y que os llene de Él mismo.»
Si tú ayudas a las Hermanas Benedictinas de Lviv podrán seguir atendiendo a tantas personas que llaman a su puerta.
Con solo 42 euros al mes o 500 euros al año, asegurarás que una hermana tenga sus necesidades básicas cubiertas. Solo si les apoyas, podrán mantener su vida de servicio y oración, podrán continuar su importante labor de auxiliar a las personas desplazadas y traumatizadas por la guerra.
Tu donación se destinará a este proyecto o proyectos similares.
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