›El 4 de agosto de 2020 marca el peor día en la historia de Líbano desde la guerra civil
La capital de Líbano, Beirut, fue sacudida por una explosión que arrasó edificios, dañó hospitales e hizo volar miles de ventanas por los aires. Hasta la fecha, 6.000 personas han resultado heridas, 158 muertas y se reportan 21 desaparecidos. Más de 90.000 viviendas resultaron dañadas. La explosión causó daños a 12 instalaciones de atención primaria de salud en Beirut que prestaban servicios a alrededor de 120.000 personas y tres grandes hospitales en el área de Ashrafieh, a 2 kilómetros del puerto de Beirut, que fueron completamente dañados y tuvieron que evacuar a sus pacientes.
Tras la explosión se ha impuesto un estado de emergencia de dos semanas. A eso se le suma que Líbano aún continúa recuperándose de la pandemia de COVID-19 y de muchos meses de problemas socioeconómicos y políticos. Líbano está viviendo un momento de crisis económica con desempleo masivo, una moneda que se hunde y una tasa de pobreza superior al 50%. La destrucción es enorme. Beirut se encuentra ahora en un estado miserable donde no hay electricidad, agua y líneas telefónicas debido a la explosión que cortó todos los cables y tuberías en muchos lugares. La explosión ha provocado el desplazamiento de más de 300.000 personas, de las cuales 80.000 son niños.
Por encima de todo, la explosión ha destruido el mayor almacenamiento de granos del Líbano, lo que ha provocado pánico en el público por la escasez de pan. El principal silo de cereales del Líbano fue destruido por la explosión que dejó al país con menos de un mes de reservas y que lleva a reclamos que los niños podrían incluso morir de hambre.
La ayuda humanitaria se necesita desesperadamente y el mundo debe actuar ahora por el Líbano para poder contener la devastación de Beirut de extenderse por todo el Medio Oriente y más allá.
La Iglesia ha abierto todas sus puertas, sus escuelas y conventos, para recibir a familias que han perdido sus hogares. Por lo cual, queremos responder a las situaciones inmediatas y urgentes necesidades de alimentos de la gente desde Gemmayze en Beirut hasta Dbayeh en el Monte Líbano.
El Líbano es el único país de Oriente Medio con una amplia presencia y representación cristiana. En los últimos años venía acogiendo a un gran número de refugiados sirios e iraquíes, muchos de ellos cristianos, así como a refugiados palestinos desde hace décadas. Según datos oficiales, el Líbano acoge actualmente a casi dos millones de refugiados, lo que supone cerca de un tercio de su población total.
› Queremos ayudar a más de 5.000 familias con un paquete de alimentos de 42€ ($50)
Cada paquete incluye una variedad de alimentos ricos en proteína e ingredientes básicos necesarios para que las familias puedan preparar comidas calientes diarias, como lentejas, garbanzos, arroz, aceite, productos enlatados, leche y otros… Con el objetivo de ayudar a las personas devastadas por la reciente explosión en Líbano a combatir el hambre. Antes de la explosión, la gente apenas podía comprar alimentos y muchos ya estaban cayendo en la pobreza. Desde octubre de 2019, y tras el deterioro condiciones económicas, seguido de las manifestaciones, Líbano ha sido testigo de un nuevo desastre según indica la Iglesia local.
Es desde la Iglesia de Beirut desde donde nos cuentan que ya se estaba observando un dramático deterioro de las condiciones de vida y económicas de los libaneses, quienes se acercaban a las iglesias solicitando ayuda para cubrir sus necesidades más básicas; desde la alimentación hasta el cuidado de la salud. Sin olvidar el impacto negativo derivado de la presencia de refugiados en el país, agotando la infraestructura y la economía que ya sufría y seguida por las implicaciones de la reciente crisis económica y el brote de COVID-19.
Desde 2019, ACN ha destinado 3,6 millones de euros para ayudas a refugiados en Líbano, y 600.000 euros, para ayudas de emergencia en este país. ACN apoyará a 5.880 familias, con una ayuda de emergencia de 250.000 euros.
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