
Ref. Proyecto: 219-05-39
› Una misión que nació en la selva colombiana
Tu apoyo permite que las Lauritas sigan llevando esperanza a jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad en Guatemala
La congregación de las Misioneras de la Inmaculada Virgen María y Santa Catalina de Siena fue fundada en Colombia en 1914 por Laura Montoya, canonizada en 2013. De joven, Laura sintió la llamada de cuidar a las personas de las tribus indígenas en la selva colombiana y enseñar a los niños.
Junto con 5 mujeres (entre ellas, su propia madre) inició esta exigente labor. Al principio, se enfrentó a una gran resistencia social y a obstáculos constantes, pero no se detuvo. Pronto se le unieron otras mujeres que no temieron la dura vida en la selva, los peligrosos viajes en canoa y el clima agotador.
Hoy, la congregación cuenta con unas 550 religiosas que trabajan en más de 20 países en defensa de la dignidad de los más desfavorecidos y marginados, especialmente entre pueblos indígenas y comunidades rurales de difícil acceso.
› En Guatemala las Lauritas son esperanza para jóvenes y mujeres indígenas
En 2020, las hermanas Lauritas (como se las conoce en honor a su fundadora) llegaron a la diócesis de Quiché, en Guatemala, una región rural pobre y mayoritariamente indígena. Esta zona sufrió con especial dureza la guerra civil que asoló el país centroamericano entre 1960 y 1996, considerada el conflicto armado más brutal en la historia de Latinoamérica, cuyas heridas siguen abiertas hoy. Allí, la población sobrevive gracias a pequeños cultivos y a la elaboración de tejidos tradicionales. Muchos dependen de remesas de familiares emigrados a Estados Unidos o España.

El antiguo obispo de Quiché invitó a las hermanas Lauritas a la diócesis preocupado por la situación de los jóvenes, marcada por una alarmante tasa de suicidios y por la falta de sentido en sus vidas. En la actualidad, 3 religiosas y una aspirante trabajan en Nebaj, donde se dedican especialmente a la pastoral juvenil, tratando de llevar la esperanza del Evangelio. También acompañan a las mujeres indígenas, muchas de ellas víctimas de violencia doméstica, y que al mismo tiempo son las principales transmisoras de la fe en sus familias.
› Una preocupación menos para las hermanas Lauritas
Las religiosas realizan su misión de manera totalmente desinteresada, pero también necesitan cubrir gastos básicos como alimentación, medicamentos, electricidad, agua y gasolina.
Por eso, nos han pedido ayuda para poder cubrir sus gastos de manutención, y nosotros les hemos prometido 2.160 €.
Tú puedes ayudar a aliviar las cargas de quienes sostienen a los más débiles
Tu donación se destinará a este proyecto o proyectos similares.