En Ayuda a la Iglesia Necesitada somos testigos a diario de historias llenas de esperanza… A través de mensajes escritos, llamadas telefónicas, conversaciones en nuestra sede o en la calle… recibimos caricias de misericordia que Dios nos hace llegar a través de mujeres y hombres anónimos.
¡Cómo no vamos a compartir con vosotros el testimonio de estas personas!
El de los que están en la vanguardia de nuestra fe, en tantos países donde la Iglesia sufre, pero también el de tantos benefactores y amigos de esta Fundación que, con sus obras, son ejemplo de que…