» TESTIMONIO

Elisabete Mota Barbosa: “El dolor de los cristianos perseguidos me ayudó a abrazar mi propia cruz”

 Elisabete Mota Barbosa, benefactora de ACN en Brasil, comparte cómo el testimonio de fe de los cristianos perseguidos la sostuvo durante uno de los momentos más duros de su vida: la pérdida de sus dos hijos, víctimas de una enfermedad degenerativa.

“Mi marido y yo pasamos por una situación que habría sido imposible de afrontar solo desde el punto de vista humano. A nuestros dos únicos hijos les diagnosticaron una enfermedad progresiva del sistema nervioso central. Si no hubiéramos construido nuestro hogar espiritual sobre la roca que es Jesucristo, seguramente se habría venido abajo. Fue la fe la que nos sostuvo durante un calvario que duró casi 15 años”.

Convulsiones, gritos, espasmos, desmayos… Durante años, el sufrimiento fue constante en su hogar. “A veces, los dos tenían ataques a la vez y no sabíamos a quién ayudar primero. Pero, en medio de ese caos, nunca dejé de hacer mi oración diaria. Ahí encontraba el oxígeno para seguir adelante y mantenerme firme, como María al pie de la cruz”, cuenta Elisabete. “Siempre tuve a Nuestra Señora como maestra, intercesora y ejemplo”.

A pesar del inmenso dolor, Elisabete reconoce que tiene mucho que agradecer. En especial, la gracia que recibió para preparar a su hijo menor, Pedro, para su partida al cielo.

“Mi marido y yo estábamos a su lado en aquella habitación del hospital cuando me di cuenta de que había llegado su momento. Le tomé la mano y le susurré: ‘Hijo mío, no tengas miedo. Vas a un lugar donde no hay dolor ni lágrimas. Allí te espera tu hermano, a quien tanto quisiste en esta tierra. Nuestra Señora te abrazará de una forma que yo, tu madre, nunca pude. Y recibirás la corona de la victoria de manos de Jesucristo’. En ese instante, Pedro expiró profundamente y partió en paz hacia los brazos del Padre”.

Poco tiempo después, Elisabete conoció la labor de ACN. Fue entonces cuando su dolor se encontró con el de otros cristianos, perseguidos y sufrientes, pero también llenos de fe. “Las historias del boletín Eco del Amor me hablaban directamente al corazón. Escenas de crueldad y persecución inimaginables contra cristianos —niños asustados, mutilados, huérfanos— hacían que mi propio sufrimiento se sintiera un poco más llevadero. Recuerdo un caso, el de un niño con quemaduras graves. Sentí su dolor como si fuera el de mi propio hijo. No lo dudé, dejé todo e hice una donación. Desde ese momento, no hemos dejado de apoyar a ACN”.

Para Elisabete, ayudar a los cristianos perseguidos es una forma de devolver el consuelo que ella también recibió. “El dolor compartido no pesa tanto. Y la fe, cuando se alimenta con el testimonio de otros, se vuelve indestructible”.

¿Tú también quieres acompañar y sostener a los cristianos perseguidos?

Ayúdanos compartiendo este testimonio en tus redes sociales

Comparte esta página

Ayúdanos compartiendo este testimonio en tus redes sociales

Para estar al día de noticias, proyectos, testimonios, campañas de oración, eventos