» TESTIMONIO
APÓSTOL EN LA PERSECUCIÓN
Mathieu Sawadogo
“Pensé que me matarían, pero nunca renegué de mi fe”
Durante cuatro meses, Mathieu Sawadogo y su mujer Pauline vivieron como prisioneros en el desierto de Burkina Faso. En medio del miedo y la soledad, la oración se convirtió en su refugio. Hoy, Mathieu continúa su misión como catequista: sostener la fe allí donde la violencia intenta apagarla.
Ser apóstol en Burkina Faso: una misión marcada por la persecución
Mathieu se hizo catequista en 1999. En 2015 fue enviado a una zona cercana a la frontera con Malí, justo cuando las amenazas terroristas comenzaban a intensificarse. Aun así, aceptó: “Gracias a Jesucristo encontré el valor”, recuerda.
Su misión se desarrollaba en un contexto de creciente violencia. Y ese riesgo se hizo realidad el 28 de mayo de 2018, cuando él y su esposa Pauline fueron secuestrados por un grupo terrorista. Pasaron cuatro meses cautivos en un campamento en pleno desierto.
Mathieu confiesa que pensó que lo matarían, pero nunca se planteó renunciar a su fe: “Elegí morir como mártir”.



Un apóstol que resiste: la oración como fuente de esperanza
En su cautiverio no tenían rosarios ni objetos religiosos, así que improvisaban la oración con piedras. Cada noche rezaban setecientas Avemarías. Aquella fidelidad silenciosa se convirtió en su fuerza diaria: “Aunque mi trabajo pareciera inútil, sabía que Jesús no me abandonaría”.
Cuando fueron liberados, Mathieu y Pauline regresaron a su comunidad. A pesar de la inseguridad que seguía presente, él decidió continuar su misión como catequista.
Para Mathieu, la fidelidad es una respuesta a quienes dieron la vida por llevar el Evangelio a esa tierra: “Si prometimos seguir a Jesús, no podemos negarlo en las pruebas”.

Apóstoles que sostienen la fe donde la persecución intenta apagarla

Hoy, desde la diócesis de Kaya, Mathieu pide apoyo para poder sostener a los fieles que viven bajo persecución. Muchos catequistas en Burkina Faso —como él— han perdido casi todo y apenas cuentan con recursos, pero siguen manteniendo viva la fe en medio de la violencia.







