La Hna. Gianna y su congregación llevan esperanza a uno de los países más pobres del mundo, Sierra Leona
Gianna es una de las tres Hermanas de Jesús Misericordioso que viven actualmente en Kambia (Sierra Leona), donde la gente carece de lo más básico, como baños y electricidad y, sobre todo, de esperanza en un futuro mejor.
Este país aún lidia con los fantasmas de una guerra civil que lo desgarró entre 1991 y 2002, matando a más de 50.000 personas y obligando a más de medio millón a huir de sus hogares. Tras la guerra llegó el ébola, luego la pandemia. En un escenario tan trágico resulta difícil mantener vivos los sueños.
“Allá donde vamos intentamos mostrar que Dios es amor. No llevamos mucho tiempo aquí, pero con nuestra forma de vida intentamos transmitir que Dios es misericordioso y amoroso”, dice la Hna. Gianna.
Evangelizar con el ejemplo
Esta religiosa polaca llegó a Sierra Leona en 2016 y rápidamente empezó a hacer grandes planes. El nivel educativo era muy bajo, los niños y jóvenes tenían dificultades para escribir y leer. Las religiosas querían abrir una guardería infantil y un centro pastoral para jóvenes.
Con la ayuda de ACN, estos sueños se han hecho realidad. “Hemos podido renovar este edificio para que los niños vengan a aprender. Reparamos el tejado y construimos un cuarto de baño. Ahora, podemos enseñarles a los niños a utilizarlo y a mejorar su nivel de vida. Aquí vienen todos los días y aprenden, estudian y juegan, pero también reciben una comida caliente, lo que para ellos no es frecuente».
Normalmente, ACN no apoya guarderías infantiles pero Sierra Leona es un caso muy especial, ya que las escuelas y guarderías suelen ser el único vehículo posible para la evangelización. Y es que, aunque la población sea mayoritariamente musulmana, existe un respeto generalizado por los valores cristianos porque la mayoría de los habitantes instruidos han acudido a escuelas católicas. Por eso, los padres no tienen ningún problema en dejar que sus hijos entren en contacto con el cristianismo, incluida la oración.
Y así es como surgió el Centro de la Divina Misericordia.
«Es un lugar donde podemos organizar retiros los fines de semana, pues queremos ayudar a la gente a crecer espiritualmente en la fe. Nosotras, las hermanas, queremos recordar a todo el mundo que todos somos valiosos a los ojos de Dios, porque Jesús dio su vida en la cruz por todos nosotros”, explica la religiosa.
Según la Iglesia local, la presencia de estas religiosas ha tenido un impacto muy positivo en la vida de su entorno, especialmente, entre jóvenes y niños.
Actualmente, unos cien niños acuden a la guardería y, aunque sean muy pequeños, las religiosas esperan que su ejemplo los acompañe el resto de sus vidas.
“La mayoría de sus familias son de los alrededores. Los domingos suelen vestir a sus hijos con sus mejores galas para llevarlos a rezar con nosotras. Este tipo de evangelización está funcionando. Nosotras no podemos evangelizar mucho con las palabras, pero yo creo que, gracias a nuestro ejemplo, muchos de estos niños podrían acercarse a Cristo en el futuro”.