Kat y Alewa Richard: Seminaristas entre disparos y abandonos en Nigeria

Kat y Alewa Richard son dos jóvenes seminaristas, testigos de la violencia y el rechazo que sufren los cristianos en su país, Nigeria, por el simple hecho de serlo. Aún así su sí a Cristo no ha cambiado. Quieren ser sacerdotes y acompañar a su pueblo en este camino de cruz y resurrección.

4 de enero de 2019. El joven seminarista Kat Ang Noel Fidelis corría para salvar su vida. Eran las 6.30 de la tarde cuando miembros del grupo terrorista Boko Haram irrumpieron en el Seminario Menor de San José, en la diócesis de Maiduguri. Un ataque repentino, pero habitual en esta zona, obligó a los futuros sacerdotes a saltar la valla y huir de los terroristas.

Kat recuerda este y otros ataques contra cristianos en esa región donde Boko Haram ha asesinado ya a miles de personas, ha devastado varios pueblos y ha arrasado muchas parroquias. “Nada bueno es fácil”, dice. “Cristo mismo cumplió su misión para la salvación de la humanidad a través de la cruz”.

Nigeria es a día de hoy una de los países donde la inseguridad constituye una grave amenaza para los cristianos

Para lograr el propósito de ser sacerdote, Fidelis asegura que su mayor fuerza es la fe. Una fe que comparte con Alewa Richard Luka, otro de los 350 seminaristas apoyados por Ayuda a la Iglesia Necesitada en Nigeria.

Richard nació en el estado de Plateau donde los católicos son una minoría y donde descubrió su vocación. “Algunos pensaron que había perdido la cabeza; otros, que estaba poseído; otros, que necesitaba ayuda”. Pero lo que más le dolió fue la reacción de sus amigos: “Crecieron conmigo y todos me abandonaron”.

“En medio de los desafíos de seguridad y el terrorismo, siento la necesidad de animar a los fieles de Maiduguri y darles la esperanza de un futuro mejor basado en nuestra fe, en un Dios que siempre es fiel a sus hijos afligidos”, dice Richard.

Desde el seminario de la diócesis de Pankshin, Alewa pone todo su empeño en prepararse para ser un buen pastor que acompañe a su pueblo azotado por la delincuencia, los secuestros y la violencia entre etnias. «La gente es muy religiosa, pero algunos tienen la idea de que a Dios no le importamos nada, de que rezar es una pérdida de tiempo. Por eso quiero servir a estas personas, ser portavoz de Dios”.

Tanto Kat como Richard son ejemplo del renacer de la Iglesia martirizada en África. Es el continente con el mayor número de vocaciones sacerdotales (13.000). Por eso su formación en el seminario es una prioridad para Ayuda a la Iglesia Necesitada. Ser sacerdotes es el sueño de Richard, Kat y de muchos otros jóvenes que viven en países de persecución y necesidad.

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