» TESTIMONIO

P. Patrick, de Nigeria: “El amor y la caridad son las armas más poderosas del mundo y no las balas”

La Iglesia de Nigeria vive uno de los momentos más dramáticos de su historia

Así lo testificó el P. Patrick Anthony en la VIII Noche de los Testigos, el 13 de marzo de 2014, en la catedral de La Almudena, en Madrid. “Personalmente, mi miedo no es Boko Haram, es no fallar y abandonar a Dios. Así que, por favor, rezad por nosotros y prestadnos vuestro amor y solidaridad”, dijo el P. Patrick. No te pierdas su testimonio.

El P. Patrick Anthony Akpabio mantiene una relación muy estrecha con su país, desde España, donde está realizando sus estudios, gracias a la beca de formación que le han facilitado personas generosas como tú, a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Él fue uno de los testigos de la noche en la catedral de La Almudena el 13 de marzo de 2024 y esta fue su intervención:

«Deseo un momento de silencio en respeto a las miles de personas asesinadas en mi país, Nigeria. Que descansen en paz.»

”Nigeria es una tierra conocida por su hospitalidad, por su cultura, su rica comida y sus riquezas naturales. Pero hoy se ha convertido en una tierra en la que se derrama la sangre de su gente, que se mezcla con el vino de la alegría. En Nigeria las balas se juntan con el pan; el agua, con las lágrimas, y el gozo con el dolor. No siento orgullo por compartir los aspectos negativos de mi país en este encuentro de oración y comunión, pero los ataques contra la vida humana y la libertad religiosa son terribles. Por eso hay que darlos a conocer, para alentar vuestra fe contra la aridez y la indiferencia.

La fe de los cristianos de Nigeria está amenazada por una espiral de martirio. Hay mucha inseguridad, asesinatos, secuestros, robos, proliferación de sectas y grupos armados, el creciente tráfico de órganos y el desplazamiento forzoso de personas.  

Uno de los fenómenos que afecta enormemente a la Iglesia es el brutal asesinato y secuestro de sacerdotes. Las consecuencias son traumáticas, con la dispersión del pueblo de Dios. Muchas personas han sido desplazadas, huyen de sus hogares por miedo. Las víctimas y sus familiares viven con un dolor irreparable.

Otros casos son los ataques violentos contra las comunidades cristianas. Mencionaré a los 300 cristianos asesinados en diciembre de 2023, en diversos ataques contra varias aldeas y el incendio de iglesias en Mangu, en enero de 2024. La lista de las víctimas de atentados es larguísima. Estos ataques son atribuidos a grupos radicales islámicos, de miembros de la etnia fulani, que siempre se han dedicado al pastoreo. Pero siguen operando grupos yihadistas como Boko Haram o el Estado Islámico de la Provincia de África Occidental. Las corrientes radicales y las armas están llegando a Nigeria de forma rápida y se asientan con fuerza.

Recuerdo con dolor a Deborah Samuel, una estudiante universitaria nigeriana cristiana que fue apedreada y quemada hasta la muerte en Sokoto, por parte de unos compañeros de la universidad. Su supuesto delito fue escribir «Fuego del Espíritu Santo» en un whatsapp a un grupo de clase, porque un compañero musulmán publicó algo sobre el profeta Mahoma, cuando el grupo de whatsapp estaba destinado solo a temas académicos.

Con la creciente persecución, los sacerdotes viven en peligro, porque no tienen inmunidad ante posibles ataques y secuestros. Cada sacerdote es un objetivo atractivo, somos una especie en peligro de extinción. Es un momento preocupante para nosotros.  

Pero desde el punto de vista de la fe valiente, ¿debemos abandonar a Cristo?  No. Entendemos muy bien que el ataque no es por nuestra culpa, es por aquel a quien estamos siguiendo: Jesucristo. La intención es borrar la historia de Cristo y su poder, de Nigeria. Por eso, todo sacerdote vive la alegría de las bienaventuranzas.  Nuestro coraje en este tiempo es la caja en que resuena la esperanza y da fuerza a nuestro rebaño. El principio de la fe cristiana es el Amor. Cristo nos enseñó a amar a nuestros enemigos y a orar por los que nos persiguen.

En los lugares donde se queman iglesias, los sacerdotes todavía reúnen a los feligreses que permanecen, bajo los árboles de mango para celebrar Misas a la intemperie. 

Ahora no hay parte de Nigeria donde la vida de fe no esté en peligro. Los que van a la iglesia no saben si volverán con seguridad. Los que están en las iglesias no saben si saldrán de ellas sanos y salvos. Nuestras escuelas y seminarios cristianos no se salvan. Las iglesias cristianas no tienen policía ni armas o milicias para luchar contra la inseguridad en una sociedad cuya seguridad está comprometida.

En Owo, diócesis de Ondo, las vidas de 40 cristianos fueron segadas por el ataque de terroristas en la iglesia, dejando también 80 heridos, durante la celebración de la Misa en la fiesta de Pentecostés de 2022. Aquellas personas se levantaron por la mañana, se asearon, desayunaron… fueron a la iglesia y allí fueron asesinados. Entre ellos, una pareja de recién casados que iban a dar gracias a Dios por su matrimonio, un médico y su esposa… El dolor de uno es el dolor de todos.

La Iglesia predica y enseña a la gente valores de paz, vida comunitaria, promoviendo el perdón, la armonía, la unidad, la justicia y la protección de los vulnerables. Además, en el país hay centros para desplazados por los ataques del yihadismo, a quienes la Iglesia apoya espiritual y moralmente. En mi diócesis de Ikot Ekpene, nuestro obispo sigue construyendo centros de rehabilitación para los traumatizados.

La Iglesia es pobre económicamente y los vulnerables son más que los recursos para sostenerlos. Por eso agradecemos a los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada el apoyo económico para sostener estos proyectos, para la formación de los seminaristas y el apoyo para el sostenimiento de los sacerdotes.

Os comparto otra historia: un joven en mi diócesis estaba escuchando música cristiana. Estaba muy desanimado por el sufrimiento del mundo. Entonces juntó sus manos al Cielo diciendo: ‘Dios, si estás vivo, ¿por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?  Haz algo al respecto’. Y Dios respondió: ‘Ya lo hice. Te he creado para que hagas algo al respecto. Así que sal y haz algo con el sufrimiento del mundo’. 

El amor y la caridad son las armas más poderosas del mundo y no las balas. Frente a los yihadistas, los secuestros y la discriminación contra los cristianos de Nigeria, usaremos la fe, aunque nuestra dignidad haya sido subyugada y nuestros derechos religiosos hayan sido robados. Ponemos a disposición del Reino de Dios nuestra sangre para asegurar que el bien no sea vencido por las tinieblas. Personalmente, mi miedo no es Boko Haram, es no fallar y abandonar a Dios. Así que, por favor, rezad por nosotros y prestadnos vuestro amor y solidaridad.

Los cristianos de Nigeria te necesitan. Confían en tu oración y en tu generosidad

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