P. Fadi Najjar, al servicio de los cristianos que permanecen en Siria
No abandonará su país “mientras quede un solo cristiano en él”. El P. Fadi, a sus 40 años, tiene claro que su misión es servir y sembrar la esperanza a tanta gente que busca consuelo en la Iglesia. Agradece el apoyo recibido por los benefactores de ACN, desde que empezara la guerra en 2011. Y nos pide que sigamos sosteniéndoles para evitar que el Cristianismo desaparezca de Siria para siempre.
“En Siria vivimos un viacrucis, pero con la confianza en que al final habrá una nueva resurrección en este país. La crisis aquí sigue causando un tremendo sufrimiento. Cada día es una lucha para conseguir alimentos, no hay electricidad, no hay gasolina, no hay calefacción. La mayoría de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Estamos hablando de una guerra olvidada, los medios de comunicación no reflejan la realidad.
Yo, como la mayoría de los sacerdotes, obispos y religiosos, no dejaré el país mientras haya un solo cristiano en esta tierra. Tenemos que estar siempre cerca de la gente, porque las personas encuentran consuelo en la Iglesia.
En el colegio Al-Inaya rezamos juntos cada mañana y siempre pedimos al Señor que nos ayude ante todo lo que estamos viviendo. Hay alumnos cuyos padres han muerto en la guerra. Ellos dicen: “Mi padre está ahora con Dios” y su fe es mucho más fuerte que la que tenían antes. Esta es la realidad que vivimos en Siria, que nos da fortaleza interior e impulso para seguir adelante.
Ante el dolor las palabras no sirven, ni las homilías muchas veces, ni las teorías teológicas. Lo que vale es la fe y que la Iglesia está cerca de la gente. Estamos viviendo un tiempo muy difícil, pero debemos perseverar en la oración, tener gestos de solidaridad y bondad unos con otros y tener paciencia porque Dios está a nuestro lado. Esto nos llevará a una nueva resurrección.
Como sacerdote, intento vivir siempre descubriendo la esperanza; encuentro a Dios cada día cuando acepto este dolor que vivimos en Alepo. Descubro la bondad del Señor a través de los gestos de solidaridad de la gente y siempre me pregunto qué quiere Dios de mí, en este sitio donde vivo.
Los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) han colaborado con la Iglesia en Siria a todos los niveles: en la reconstrucción de las iglesias, el sostenimiento de los sacerdotes, material catequético, ayuda a las escuelas, a los estudiantes, a los ancianos, a las familias para que permanezcan en Siria y no abandonen el país. Mucha gente se ha ido y quedamos pocos pero no me asusta el número, el Cristianismo empezó con 12 discípulos… Me preocupa qué piensan los niños y los jóvenes. Tenemos dos desafíos. Los niños deben ir a escuelas católicas para no perder la fe y los valores cristianos. Los universitarios piensan que el futuro es ambiguo, necesitan apoyo para continuar. La supervivencia de los cristianos en Siria depende de vuestra ayuda. Muchas gracias”.