En aquel entonces las niñas no podían ir a la escuela, porque “era para hombres, no para niñas”. Entonces las religiosas comenzaron a visitar a los padres, a informarles de la importancia de que sus hijas fueran a la escuela. Poco a poco, les convencieron de que la educación sería beneficiosa no sólo para sus hijas, sino también para el desarrollo de la región.

La Hna. Mary Colum era una niña cuando una de las Hermanas Clarisas fue a visitar su casa en Sierra Leona. Ella admiraba cómo se sacrificaban por la gente y eso la marcó. Cuenta que se siente especialmente bendecida porque Dios la llamó a ser religiosa como todas esas mujeres a quienes ella tanto admiraba. La oración para esta congregación es fundamental. Ella y sus hermanas hacen adoración al Santísimo todos los días.

Hoy, en Sierra Leona estas hermanas ayudan a 3.000 niñas, proporcionándoles educación y también imparten formación profesional a mujeres adultas de jardinería, costura, cosmética, administración de empresas, además de clases de informática y preparan comidas para ganar dinero.

De igual manera, estas hermanas trabajan en la parroquia, imparten catequesis y tienen una casa de retiro. Desde las escuelas vocacionales forman a las mujeres jóvenes. Gracias a su arduo trabajo, todas las vocaciones que crecen en su región, pueden formarse en su congregación.