Rolisson: Seminarista pescador de hombres en la Amazonia
Sintió la llamada vocacional siendo muy joven. Pero Rolisson tuvo que pasar por las tentaciones del mundo hasta que una segunda llamada le devolvió a su decisión inicial: ingresar en el seminario y ser sacerdote en la Amazonía de Brasil. Él mismo había comprobado que las comunidades en esta zona del mundo estaban sedientas del Evangelio y los sacramentos.
Su abuela fue la primera en conocer su deseo temprano de ser sacerdote y en brindarle su apoyo. Otras personas de su entorno se burlaban de él, así que el joven dejó de practicar la fe y se centró en fiestas excesivas, alcohol, drogas y relaciones desordenadas. Sus abuelos, sin embargo, siempre permanecieron a su lado.
Finalmente, Rolisson Afonso se trasladó a Manaos. “Allí busqué una comunidad católica cerca de mi casa, me involucré y me uní a un grupo juvenil”. También estudió y consiguió un trabajo. Fue entonces cuando aquel deseo que le había confiado a su abuela, resurgió.
Al vivir en la remota Amazonia, sabía muy bien lo mucho que aquellas comunidades necesitan a los sacerdotes.
“Algunas de esas comunidades ribereñas sólo reciben la visita de un sacerdote una vez al año. Esta es una de las razones por las que quiero ser sacerdote, para llevar los sacramentos y el Evangelio a esa gente que tanto lo necesita”, explica el joven seminarista.
En Brasil la Iglesia es muy pobre
Para Rolisson entrar en el seminario no fue decisión fácil, tuvo que dejar un trabajo estable y prometedor en una región de Brasil en la que el empleo escasea y la pobreza está muy extendida. También la Iglesia allí es pobre y los más de 370 seminaristas que acoge el seminario mayor de Manaos tienen dificultades para llevar adelante sus estudios. Por eso Ayuda a la Iglesia Necesitada quiere, con tu colaboración, apoyar a Rolisson y a sus compañeros, para que las comunidades en la Amazonía, muy humildes y a veces ubicadas en poblados casi inaccesibles, tengan el acompañamiento constante de sacerdotes y descubran la Buena Nueva de la que muchos no han oído hablar jamás. “Deseo seguir llevando la Eucaristía y nuestra labor pastoral a los lugares más remotos” concluye Rolisson Afonso.
Como Rolisson y sus compañeros del seminario mayor de Manaos, hay muchos jóvenes en Iberoamérica que han dado su Sí al Señor pero que no cuentan con los medios materiales para recibir la preparación que les permita convertirse en buenos y santos sacerdotes.