» TESTIMONIO

Padre Jacques Hamel, asesinado por yihadistas en Francia

El martes 26 de julio de 2016, el P. Jacques Hamel celebrando su Misa diaria fue asesinado por dos hombres que irrumpieron violentamente en el templo. Entregó su vida como lo había hecho a lo largo de toda su vida de sacerdote dejándonos un testimonio de fidelidad y entrega. Él es el primer sacerdote asesinado por la yihad en suelo europeo en este siglo XXI.

Jacques Hamel nace el 30 de noviembre de 1930 en Darnétal, en la periferia industrial de Rouen (Normandía). En 1952, entra en el seminario mayor de Rouen. Es un estudiante serio, silencioso y extremadamente discreto. Es llamado a filas a la edad de 23 años para servir a Francia en la Guerra de Argelia.

Jacques trabaja en las transmisiones y como conductor. Un día conduce un jeep lleno de soldados y, cuando atraviesan un oasis, resuena una ráfaga de metralleta. Todos los soldados del jeep que conduce Jacques mueren y también los del vehículo que iba detrás. Solamente sobrevive él. A menudo, el padre Hamel se preguntará: “¿Por qué?”

El 30 de junio de 1958, Jacques Hamel es ordenado sacerdote en la catedral de Rouen.

Cuando los monjes trapenses de Tibhirine, en Argelia, son secuestrados y decapitados en 1996, el P. Jacques sigue la historia con gran dolor. Se pregunta: ¿Por qué querer suprimir a toda costa el bien que hacían?”.

Día del atentado

El martes 26 de julio de 2016, el P. Jacques Hamel celebraba como cada día la misa de nueve en su parroquia. Solo participan las Hermanas de la Caridad, Sor Danièle Delafosse, Sor Hélène Decaux y Sor Huguette Péron, que no fallan nunca a la cita, y el matrimonio Coponet, Janine y Guy. La pareja celebraba ese día su 65 aniversario de boda.

Dos hombres irrumpieron violentamente en el templo por la puerta de la sacristía gritando en árabe: “¡Allahu akbar!” En francés, exclaman que los cristianos son enemigos de los musulmanes.

Se oye la voz nerviosa del P. Jacques: “Pero ¿qué hacéis? ¡Calmaos!”. Entonces, uno de los jóvenes agarró al sacerdote de las manos y le ordena que se ponga de rodillas. Él intenta resistir y recibe el primer cuchillazo. El P. Hamel grita “¡Vete Satanás, vete Satanás!”.  Un segundo cuchillazo en la garganta acaba con la vida del sacerdote de 85 años. Guy es apuñalado varias veces. Todos creen que está muerto, pero no lo está.

“Señor, te ofrezco mi vida”, rezaba.

Los dos jóvenes se deciden y toman a Jeanine y a sor Hélène por los hombros y las obligan a dirigirse hacia la salida. Aunque parece que quieren utilizarlas como escudos humanos, en cuanto llegan a la puerta, las apartan y salen ellos dos al grito de “Allahu Akbar”. Son abatidos de inmediato por la policía.

El P. Jacques Hamel murió al instante. Entregó su vida como lo había hecho a lo largo de toda su vida de sacerdote. Es el primer sacerdote asesinado por la yihad en suelo europeo en este siglo XXI.

Una vida abierta al diálogo interreligioso

El P. Jacques Hamel aceptó varias veces las invitaciones para participar en la fiesta de Eid al-Fitr que marca el fin del Ramadán. El P. Hamel dijo en una ocasión: “El Dios de los terroristas, es un Dios que desea la muerte. Ese no es el Dios del islam.”

Estaba abierto al diálogo ecuménico e interreligioso. No solo con los musulmanes, también con la comunidad judía a la que visitaba ocasionalmente.

Pero hay una cosa, en este hombre, que aceptó su martirio allí, con el martirio de Cristo, en al altar, una cosa que me hace pensar mucho: en medio del momento difícil que vivía, en medio también de esta tragedia que veía venir, un hombre manso, un hombre bueno, un hombre que hacía fraternidad, no perdió la lucidez de acusar y decir claramente el nombre del asesino. Y dijo claramente: ‘¡Vete, Satanás!’. Dio la vida por nosotros, dio la vida por no renegar de Jesús. Dio la vida en el mismo sacrificio de Jesús en el altar y desde ahí acusó al autor de la persecución: ‘¡Vete, Satanás!’.

 El Papa Francisco dijo durante la Santa Misa del 14 de septiembre de 2016, que el sacerdote francés «¡es un mártir!».

Seis años después del atentado, el Vaticano estudia su causa de beatificación, mientras la iglesia de San Esteban en Saint-Étienne-du-Rouvray, cerca de Rouen, se ha convertido en un lugar de peregrinación. 

Ayuda a la Iglesia Necesitada apoya proyectos para favorecer a cristianos, dispuestos a morir por la causa de Cristo, como el P. Jacques

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