» TESTIMONIO
Naddaf, viuda cristiana: “Hice lo que Cristo me pidió que hiciera”
En el corazón del valle de la Becá, una viuda cristiana, unos jóvenes monjes y un grupo de religiosas ofrecen consuelo, formación y esperanza en medio del conflicto. Con la ayuda de ACN, la Iglesia libanesa sigue siendo luz en medio de la oscuridad.

El valle de la Becá, en el este del Líbano, ha sido testigo de décadas de tensión. Aunque muchas aldeas cristianas han escapado al fuego cruzado, sus habitantes no se han librado del miedo, la pobreza y el dolor. En medio de todo, la compasión y la fe de la Iglesia siguen vivas.
Uno de esos rostros de esperanza es el de Naddaf, una viuda cristiana de más de 70 años que vive sola. El pasado mes de octubre, mientras el conflicto se recrudecía, vio cómo varios coches se detenían frente a su casa. “Primero uno, luego otro, y después otro más”, recuerda sentada junto a un icono de San Chárbel en su modesta sala de estar.
Eran tres familias chiíes desplazadas por la violencia, doce personas en total, entre ellos una mujer embarazada que acabó dando a luz durante su estancia. Naddaf los acogió durante dos meses, dándoles comida, ropa y cobijo. No los conocía. No sabía si era seguro.
Pero no lo dudó: “Hice lo que Cristo me pidió que hiciera”, afirma con paz. “La Virgen María me infundió el valor para hacerlo”.
Gracias al apoyo de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Naddaf y otros cristianos del valle recibieron alimentos de emergencia y kits de higiene, lo que les permitió continuar mostrando la misericordia de Dios a quienes más sufrían.
Monjes jóvenes que regresan a construir esperanza
A pocos kilómetros de allí, en el mismo valle, un grupo de 23 jóvenes maronitas ha fundado la comunidad de los Hermanos de Beit Maron. Con sus propias manos, construyeron su monasterio y su iglesia. La mayoría tienen entre 20 y 30 años, y dos de ellos nacieron en Sídney, Australia. Hno. John Maroun y Hno. John Paul regresaron al Líbano, tierra de sus antepasados, para responder a una llamada de Dios.
En un país donde muchos jóvenes emigran buscando un futuro, estos monjes dan un testimonio contracultural de fe, servicio y esperanza. ACN ha acompañado este proyecto desde sus inicios, financiando la formación y ayudando a reforzar la presencia cristiana en Oriente Próximo.

Religiosas que educan para la paz
Las Hermanas de Jesús Abandonado también siguen llevando esperanza. En zonas mayoritariamente chiíes, enseñan a niños cristianos y musulmanes, y ofrecen no solo conocimientos académicos, sino también valores sólidos y apertura al otro. “Muchas familias musulmanas eligen nuestras escuelas por la calidad de la enseñanza y los principios morales que transmitimos”, cuenta la hermana Maggie, religiosa de la congregación.
La labor de estas hermanas, que enseñan, dan catequesis, forman en ética, es vital para promover la paz en una región fracturada. ACN las apoya con becas, ayudas para sus centros educativos, medicamentos para ancianos y formación para los religiosos.

Donde hay fe, hay futuro
En medio de la inestabilidad política y económica, la Iglesia libanesa sigue en pie. Gracias al compromiso de tantos como Naddaf, los jóvenes monjes y las hermanas, y al apoyo constante de los benefactores de ACN, el valle de la Becá no ha perdido su alma cristiana.