Los catequistas de Tanzania, presentes donde los sacerdotes no llegan

Un catequista reza por un niño durante una reunión con fieles
Los catequistas de Tanzania, presentes donde los sacerdotes no llegan
En muchas aldeas, los catequistas sostienen la fe, acompañan a las familias y mantienen viva la esperanza del Evangelio
ACN.- En Tanzania, cerca del 30% de la población es católica. La misión de anunciar a todos el Evangelio es un desafío por las grandes distancias, las malas carreteras y el clima. Las lluvias e inundaciones en Tanzania muchas veces destruyen los caminos, y los sacerdotes no pueden acercarse durante varios meses.
Allí, los catequistas tienen la misión y el reto de sostener la fe en las aldeas. Acompañan a las familias y mantienen viva la esperanza allí donde reinan la pobreza y el olvido. En muchas aldeas rurales, los catequistas son quienes sostienen la fe, acompañan a las familias y mantienen viva la esperanza del Evangelio allí donde reinan la pobreza y el olvido. Por eso, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada pone la mirada en ellos durante su campaña de Navidad.
Uno de estos catequistas es Savio Kaunde. Cuando era joven, quiso ingresar en el Seminario y formarse para ser sacerdote, pero no pudo debido a la falta de recursos en su familia.
El catequista, ejemplo de la comunidad
Tiempo después, Savio se convirtió en catequista, responsable de mantener la fe en su comunidad. “Aporto mi ayuda tanto cuando veo que las cosas van bien, como cuando no. Muchos vienen en busca de orientación espiritual, para recibir los sacramentos, o para recibir consejo sobre cómo vivir en el matrimonio”, explica.
Actualmente, Savio está casado, y su matrimonio es un ejemplo para quienes le conocen y desean vivir la fe. De hecho, muchas personas han abandonado la práctica de casarse con varias mujeres gracias a su fidelidad a una sola mujer.
Además de catequista, Savio es agricultor, ya que necesita el dinero para cuidar de su familia. Sueña con abrir un Centro Catequético para formar adecuadamente a los catequistas del futuro y que puedan tomar el relevo de aquellos que, tras años de esfuerzo y dedicación, están al límite de sus fuerzas y ya no llegan a todas partes.
«Los catequistas son la base para construir la fe»
Por su parte, George dejó el islam para convertirse al catolicismo. Esto le valió el rechazo y el acoso de los que antes eran sus compañeros, pero se mantuvo firme.
“Aquí hay muchos musulmanes, y cuando te ven, se burlan de ti, no aceptan tu mensaje, te desprecian por ser catequista… Pero no se puede perder la esperanza. Algunos, después de que me mantuve firme en mi fe, se convirtieron al cristianismo, y hoy en día siguen firmes en la fe”, relata George.
Como él, muchos catequistas tanzanos dedican su vida a mantener viva la fe en aldeas donde el sacerdote apenas puede llegar: “Los catequistas son la base para construir la fe cristiana, porque los sacerdotes son pocos y, si no hubiera catequistas, el cristianismo se diluiría”.
Un centro de formación para nuevos catequistas en Tanzania

Catequista en Tanzania durante una reunión
Monseñor Wolfgang Pisa, obispo de la diócesis de Lindi, en Tanzania, tiene a su cargo a más de 200 catequistas, y es consciente de su importancia: “Sin los catequistas, la gente rara vez recibiría sacramentos como bautismo, confirmación y matrimonio. Incluso cuando alguien pierde a un ser querido, es el catequista quien va y consuela a la familia rezando con ellos”.
Sin embargo, explica que esta cantidad no es suficiente. Por eso, busca la manera de reformar el Centro Catequético de Lindi para acoger a los candidatos a este servicio y brindarles una formación adecuada.
“Tienen solo una educación sencilla, por eso, no se puede esperar que enseñen bien la doctrina católica si no reciben formación. Tenemos un centro catequético donde los catequistas permanecen tres años. La estructura existe, solo necesitamos renovarla. Pero el gran desafío aquí es la pobreza. No tenemos suficiente dinero”, lamenta el obispo.
Monseñor Pisa considera que reformar esta estructura y empezar a formar a hasta 60 catequistas cada año supondría un gran apoyo tanto para su diócesis como para las de alrededor.













