Arabia Saudí permite celebrar Halloween pero prohíbe las iglesias

ACN.- El pasado fin de semana se ha celebrado en Riad, la capital de Arabia Saudí, el llamado “Fin de semana del miedo” («Scary weekend»): numerosas personas salieron a la calle vestidas con disfraces de terror, como muertos o zombis. Halloween tradicionalmente había estado prohibido en el país saudí, regido por el Islam wahabí más estricto, pero esta prohibición se ha levantado.

No es la única fiesta «moderna» que se ha ido incorporando a lo permitido. En años recientes se ha permitido celebrar San Valentín (sin mencionar al santo, sólo como un día de los enamorados o el enamoramiento) y en pleno confinamiento por el coronavirus se permitieron «fiestas rave» (música electrónica y multitudes).

La fiesta forma parte de la «Temporada de Riad» que se está desarrollando en la capital saudita y el diario conservador Arab News publicó un artículo al respecto, señalando que, «si en el pasado Halloween fue objeto de mucha oposición en el Golfo», las personas que participaron lo consideran una «oportunidad de entretenimiento inofensivo». Un ciudadano, que asistía por primera vez a un evento dedicado al entretenimiento y la diversión, lo describió como una «gran celebración, honestamente basada en un espíritu de alegría…En cuanto a si es ‘haram’ o ‘halal’ (prohibido o lícito), no sé qué decir. Participamos solo por diversión y nada más. No creemos en nada de eso”, concluye el hombre, mostrando la distancia cada vez más evidente entre la sociedad, especialmente los jóvenes, y los líderes religiosos del país, que alberga los dos principales lugares santos del Islam como son La Meca y Medina.

Como informa Asia News, analizando las celebraciones de los últimos días, el New York Times señala que el evento patrocinado por el gobierno se llevó a cabo «estratégicamente» justo antes de Halloween (31 de octubre) para que no se lo pudiera considerar «la conmemoración oficial de una fiesta que tiene raíces paganas».

Por otra parte no faltaron voces críticas, con feroces ataques de la facción más radical y fundamentalista del pueblo musulmán. La luz verde para fiestas y celebraciones no relacionadas con el Islam, que antes estaban prohibidas como fuente de pecado, corrupción y decadencia, resulta inconcebible. Otros acusaron a los líderes religiosos sauditas de tener un doble discurso, porque no permiten las celebraciones por el cumpleaños del profeta Mahoma, más conocido como al-Mawlid.

El régimen islamistas va abriendo la mano a actividades festivas y consumistas. El príncipe Bin Salman, Primer ministro del país, ha limitado el poder de la policía religiosa, ha permitido abrir conciertos y cines, ha levantó la prohibición de conducir a las mujeres e impulsa la industria del entretenimiento. Sin embargo la presencia cristiana en las calles sigue estando prohibida, no se pueden erigir iglesias ni lugares de culto para los no musulmanes. Si los miles inmigrantes católicos filipinos o indios en las ciudades intentaran sacar en procesión a la Virgen o los santos, o una procesión de Corpus Christi, serían rápidamente castigados, multados y expulsados del país. La conversión a cualquier otra religión desde el Islam está penada con la muerte, por lo que los árabes conversos al cristianismo se enfrentan a duras consecuencias. Según el Informe Libertad Religiosa en el Mundo, editado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, en el país hay más de un millón y medio de católicos.