ACN.– En agosto de 2008, el distrito de Kandhamal fue testigo de la peor masacre anticristiana en la historia moderna de la India. El desencadenante de esta ola de violencia fue el asesinato de un líder hinduista local. Los radicales hinduistas calificaron el asesinato de “conspiración cristiana internacional”, culparon al Vaticano, a Europa y a Estados Unidos. Todo ello condujo a la muerte de 100 personas y a la destrucción de 300 iglesias y 6.000 hogares. Siete cristianos, falsamente acusados del asesinato del líder hinduista, pasaron nueve años en la cárcel. Sucedió hace 15 años, sin embargo, es una fecha que jamás será olvidada por lo que supuso para la comunidad cristiana de la India. En el programa ‘Perseguidos, pero no olvidados’, de Radio María, hemos hablado sobre estos sucesos con el padre Francis Joseph Narsitty Selvaraj, sacerdote indio de la congregación de San Vicente Paúl. 

Padre Francis Joseph, ¿qué recuerdas de aquel día? ¿Dónde te encontrabas en ese momento?

El año 2008 yo estaba en la India, concretamente en el sur. Aún estaba recibiendo mi formación en el seminario. Fue un año muy horrible para las minorías cristianas en mi país. Estaban sometidas a una fuerte violencia, ataques, especialmente los cristianos. Era una campaña de violencia indiscriminada, constante y continua contra personas, iglesias, casas y propiedades de la comunidad cristiana en el distrito de Kandhamal, en Orissa(actualmente conocida como Odisha), al norte de India. La violencia de Kandhamal en 2008 duró unos cuatro días. Según informes del Gobierno, estos ataques dejaron al menos cientos de muertos, entre ellos 39 fueron católicos, más de cuatro mil casas completamente destruidas y quemadas y más de 60 mil personas sin hogar. 

¿Cuál fue la respuesta de la Iglesia y del resto de los cristianos de otros lugares del país cuando se conoció esta masacre en Kandhamal?

Expresaba su solidaridad a las iglesias locales, a los católicos del distrito y a las congregaciones religiosas afectadas. Condenaban estos actos que iban contra la dignidad humana y la libertad de las personas del estado. La Conferencia Episcopal de la India pidió a las autoridades políticas y religiosas que trabajasen juntas para restablecer la armonía y la convivencia pacífica entre las diversas comunidades. También que se pusiera fin a la masacre de los cristianos en Kandhamal. Recuerdo que más tarde, en un gesto de apoyo y consuelo, la Iglesia católica cerró un día las 25 mil escuelas y los colegios católicos y otros centros de enseñanza en el país para llamar la atención sobre la violencia de persecución. La Iglesia católica de India siempre ha estado al lado de las familias y de las víctimas con iniciativas y solidaridad humana, espiritual y material, prestándoles asistencia jurídica y psicológica.

Tras vivir una experiencia de cruz como esta, de tanta violencia injustificada y solo por el odio a la fe, ¿cuál dirías que es el testimonio de la Iglesia y de los cristianos de la India?

Es muy doloroso saber sobre la persecución y la violencia. En solidaridad con nuestros hermanos, los cristianos en la India se han unido para organizar la manifestación por la paz en todo el país y una campaña de firmas para presentar al Gobierno de la India. También, se unieron para mostrar su unidad en oración por nuestros cristianos que sufren, especialmente por los hermanos de Kadhamal. 

La democracia fue absolutamente violada y la libertad de los ciudadanos indios fue descuidada. El derecho a la palabra, a la fe y a vivir en armonía fue robado por algún grupo de personas para sus beneficios políticos u otros motivos religiosos. Muchos grupos de organizaciones cristianas se acercaron valientemente a nuestros hermanos sufrientes y se unieron en oración. Yo pido que el Señor establezca la paz y la justicia en mi país, especialmente a los más perseguidos y más pobres. 

Supongo que siempre has visto el sufrimiento de la Iglesia india por causa de la persecución religiosa. Aún así, decidiste ser sacerdote. ¿Por qué?

Creo que hay persecución y sufrimientos que están presentes en todo el mundo, no solo en un país. Todos sabemos que los cristianos han sido perseguidos desde los primeros días de la Iglesia. Recuerdo lo que dijo Jesús: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”. Desde hace diez años soy sacerdote. Mis padres, mis abuelos, mi familia y mi parroquia me transmitieron la fe desde pequeño, cuando era monaguillo. Lo decidí con 14 años. Dejé mi casa para entrar al seminario de la congregación. 

¿Dónde te encuentras ahora, cuál es tu misión pastoral y qué mensaje te gustaría transmitir a los que nos escuchan en nombre de los cristianos de tu país.

Soy vicario parroquial en Cristo Salvador y San Matías, dos parroquias que están en el barrio de Hortaleza. Vivo en la comunidad de mi congregación con mis hermanos sacerdotes. Colaboro en un hospital público en Madrid como capellán y también soy estudiante en Salamanca. Ahora me toca la misión en España. Es evidente que es mucho peor en otras partes de Asia, África y el Oriente Medio. 

Tratar de vivir la vida cristiana en la persecución y en el sufrimiento es como un barco en tierra seca, simplemente no funciona. Para que el barco se mueva en cualquier dirección necesita estar en el agua. De igual modo, para disfrutar la vida cristiana uno necesita aprender a descansar en Dios. San Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Como cristianos, seguimos luchando por nuestras vidas, por nuestros derechos y por nuestra libertad.